¿Qué tan difícil es volver a escuchar un disco y una y otra vez?, ¿Qué tan difícil es volver a esas imágenes que guardamos sólo para nosotros mismos cuando no hay más que imaginar? ¿Qué tan difícil es pensar en lo difícil que todo puede ser? Todo se remite a las láminas repetidas del álbum de lo que nos gusta llamar vida. Siempre igual, siempre lo mismo, esperar al recreo y cambiar láminas.
- “La tengo, la tengo, la tengo, la tengo, la tengo, no la tengo”
- “la tengo, la tengo, la tengo, no la tengo”
Cambio a veces justo, a veces injusto. Formas que nos transportan y que buscamos para completar un álbum que nunca acaba y que siempre se llena más y más de esas nunca completables imágenes clave, autoadhesivas y a todo color, grandes, fijas, pero que nunca logramos encajar a la perfección. ¿Culpa nuestra que no sabemos pegar? ¿El apuro por completar? ¿Culpa de Él que nunca tuvo preocupación por hacer encajar todo como debería?
-“¿Tiene acaso todo que encajar?, ¿Tan fácil crees que es el truco?-“¿Y porqué no? ¿No se trata el cuento de encontrar en la simpleza lo complejo?
-“¿Es eso simple?
-“No. Es complejo, por lo que no tiene porque ser la respuesta ni mucho menos la salida.”
-“Entonces no es lo simple la respuesta, tampoco lo complejo. ¿Cuál es entonces la llave de la puerta?”
-“Nadie la tiene, nadie la ha encontrado ni nunca nadie la utilizará. Tan simple como terminar con todo y empezar con el resto. Toda búsqueda termina con una insoportable sensación de vacío. Nunca encontramos lo que realmente buscamos, pero somos expertos en encontrar excelentes placebos.”
-“Y eso encaja”
-“Eso es”
-“Eso es simple”
-“Es más complejo de lo que Tú crees”
-“¿Cómo puedes estar seguro de eso?”
-“Porque he juntado muchos álbumes, muchos completos, pero nunca, jamás he sacado un premio. Y Tengo muchas, pero muchas láminas repetidas.”